Los vecindarios del noreste de París han batallado durante años con el flagelo de la cocaína crack y su uso en público. Los Juegos Olímpicos de verano, que arrancarán en poco menos de un año, traen consigo un ímpetu para enfrentar el problema.
Sin embargo, a pesar del incremento en los arrestos y las promesas renovadas de un endurecimiento en la seguridad para las Olimpiadas de 2024, algunos residentes cuestionan si el nuevo enfoque sólo está orillando a los usuarios a irse a otra parte, en lugar de atender los problemas médicos y de salud mental, la falta de vivienda y empleos, y otros males más profundos que se encuentran en la raíz de la crisis del uso de crack.
Desde hace tiempo, los habitantes de los distritos 18vo y 19no de la capital francesa se han quejado por el uso de esa droga al aire libre en sus vecindarios, el cual contrasta agudamente con las cuidadas áreas turísticas de París más hacia el sur.
Recientemente fue posible ver a pequeños grupos de personas usando drogas ilícitas en la estación Porte de la Chapelle del metro y en una parada cercana de tranvía, ubicada al otro lado de la calle de un nuevo estadio multiusos en el que se llevarán a cabo los competencias de bádminton y gimnasia rítmica durante los Juegos Olímpicos de 2024. Escenas similares ocurren a lo largo de las riberas locales y parques públicos.
El año pasado, la policía desalojó un amplio campamento de usuarios de narcóticos en la plaza Forceval, justo enfrente de un enorme parque en el que se presenta la Filarmónica de París y que también alberga otros espacios culturales. Desde entonces, la policía ha llevado a cabo un operativo masivo para prevenir que más de ellos se reúnan allí, emplazando a hasta 600 agentes diarios tan sólo en la parte nororiental de la ciudad.